Un territorio delimitado por la excepción de pago de impuestos, el acceso soñado para el consumo, puertos libres de tasas aduaneras, productos que se acumulan y se dejan de querer. La rebelión de los artefactos. El folclore en la chapa que se vuelve un vehículo de emoción. En cada automóvil, un objeto industrial casi abandonado y rescatado, una época que no se suelta y un dueño que no se agota. Postales de máquinas que despiertan.